El músculo es muy vascularizado y tiene la capacidad de secretar mioquinas. Durante el ejercicio y la actividad física, ocurren contracciones repetitivas que generan una adaptación muscular y por consiguiente fortalecen sus propiedades contráctiles y metabólicas. Esto es clave para la producción y posterior liberación de mioquinas, sustancias antiinflamatorias, que aportan beneficios para la salud cardiovascular, metabólica y mental. ¿Cómo? Regulan la función y adaptación muscular en la oxidación, hipertrofia y angiogénesis, permiten la comunicación entre el músculo y los demás órganos, generando: disminución de la inflamación sistémica, reduciendo la sarcopenia y la acumulación de grasa visceral, y mejor sensibilidad a la insulina.
Es así como el músculo es considerado un órgano endocrino.