La proteína es un componente del cuerpo humano, una fuente de energía y un nutriente esencial que facilita el crecimiento y el desarrollo. La ingesta diaria recomendada para evitar deficiencias en adultos es de 0,8 g/kg de peso corporal. Sin embargo, estudios científicos sugieren que aumentar la ingesta de proteína se asocia con las siguientes propiedades:
- Pérdida de peso.
- Mejora de la composición corporal: contribuye a disminuir la grasa corporal mientras preserva la masa muscular, lo que a su vez facilita el mantenimiento del peso perdido a largo plazo.
- Mayor saciedad.
- Mejora de los marcadores de salud: como los niveles de triglicéridos y la presión arterial.
Mecanismos de la pérdida de peso inducida por la dieta alta en proteínas
La dieta alta en proteínas induce la pérdida de peso a través de dos mecanismos principales: aumento de la saciedad y aumento del gasto energético.
Aumento de la saciedad:
- Elevación de hormonas anorexígenas: La HPD aumenta los niveles de hormonas como GLP-1, CCK y PYY, que estimulan la sensación de saciedad.
- Disminución de hormonas orexígenas: La HPD reduce los niveles de la hormona grelina, que estimula el hambre.
- Aumento de aminoácidos en plasma: Se cree que la presencia de aminoácidos en sangre después de la ingesta de proteínas contribuye a la sensación de saciedad.
- Mayor gluconeogénesis hepática: La gluconeogénesis, el proceso de convertir aminoácidos en glucosa, podría aumentar la saciedad.
- Mayor cetogénesis: La producción de cetonas a partir de aminoácidos también puede aumentar la saciedad.
Aumento del gasto energético:
- Mayor termogénesis inducida por la dieta (TID): La HPD tiene un efecto termogénico mayor que las dietas altas en carbohidratos o grasas, lo que significa que requiere más energía para ser metabolizada.
- Preservación de la tasa metabólica basal (TMB): La HPD ayuda a prevenir la pérdida de masa muscular, que a su vez ayuda a mantener el gasto energético en reposo (TMB)
Seguridad
No se ha encontrado evidencia que sugiera que las dietas altas en proteínas tengan efectos adversos sobre la salud ósea o la función renal en adultos sanos, aún así se necesitan más estudios a largo plazo para identificar un límite superior seguro de ingesta proteica.
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